Parecería lógico entender que el servicio al cliente es vital para cualquier empresa, pues sin ellos, ésta no existiría, sin embargo, en muchas ocasiones esto no es así.
¿Les ha pasado que llaman a la empresa “x” porque necesitas información de un producto, y te tratan como si tú ya la supieras?, a mí me sucede todo el tiempo, y mi respuesta es… “bueno joven, no lo sé, por eso estoy llamando”.
Otro ejemplo es, cuando quieres contratar un servicio, te atienden, te dicen que te enviarán información por correo o te llamarán… pero nunca lo hacen.
En ocasiones cuando llamas al área de atención (si te contestan) te piden describir tu problema, luego de oír tu historia, te comunican al “área correspondiente” donde hablas con otras cuatro personas explicándoles lo mismo y nadie te sabe dar respuesta, eso me hace pensar: “si ese es el trato que recibo al inicio de nuestra relación que puedo esperar después”.
Servicio al cliente es más que tomar un pedido…
Pese a la velocidad de los tiempos no se puede olvidar el principio fundamental de toda compañía: atender a sus clientes, esto es más que «tomar un pedido», o hacerle una llamada de servicio apegándose a un guión; se trata de de ponerse en los “zapatos del cliente”, pues a nadie le gusta ser tratado de forma grosera o ignorado.
Es por esto que las empresas deben invertir en dos cosas fundamentales en esta área: conocer las necesidades de sus clientes y capacitar a su personal para atender dichas necesidades y tratar de satisfacerlas.
Estas dos acciones, si bien no son las únicas a tomar, resultan primordiales para cualquier compañía que pretenda tener éxito, porque esto agrega valor a la empresa, recordemos que la atención al cliente, es el marketing no tangible, y la percepción que nuestros clientes tengan de nosotros puede ser el factor de decisión para cerrar un trato.
Hoy en día existen una gran diversidad de opciones de productos y servicios y el diferenciador para elegir entre una marca y otra puede ser una buena atención, un servicio personalizado, que consienta al cliente; todos somos consumidores, entonces ¿por qué no tratar al cliente como nos gustaría ser tratados?